Acabo de leer una crítica al último libro de Ken Follet denominado «Un mundo sin fin» que me ha parecido interesante, da que pensar… y por eso, la transcribo tal cual, teniendo en cuenta que Follet expuso sus ideas y prejuicios sobre la Edad Media en la revista italiana Panorama y le ha respondido desde Avvenire, el historiador Franco Cardini:

 «La efigie de Ken Follett, el célebre autor de thrillers y de novelas de espías que está entre los más vendidos del mundo, ocupa triunfal la portada del conocido semanario italiano, en el que se titula de manera exultante: Ciencia y religión: las culpas de la Iglesia, y donde se presenta su nuevo libro, Un mundo sin fin, como «un acto de acusación contra el clero». El libro ya es un best-seller anunciado, desde el momento en que la potente máquina mediática impulsada por su editor ya se ha puesto en marcha y la foto de Follett destaca en los escaparates de todas las librerías. Un esfuerzo notable, que traerá una recaudación segura. Pero todo tiene un límite. No hay nada que decir de Follett como autor de thrillers de éxito, pero cuando sus argumentos se cimentan en acontecimientos históricos, especialmente los ligados al Medievo, es necesario decir que los resultados son, desde el punto de vista histórico, decepcionantes. Su exitoso Los pilares de la tierra es, bajo el perfil de la reconstrucción que él denomina como Medievo, un ridículo culebrón en el cual navegan -y ésta es la mejor parte- reminiscencias de Víctor Hugo condimentadas en una salsa que está entre Disneylandia y Carolina Invernizio (escritora de lacrimógenas novelas como La Boda Trágica o Paraíso e Infierno)».

Parafraseando a Vicente Battista: «se inventan nuevas fórmulas mercantilistas, para intentar ubicar ese producto en el mercado. Una vez que se consigue, ya se empieza a mezclar todo. Aparece Cien años de soledad, novela insuperable, que se convierte en Best Seller de la Literatura, y se mezcla con cualquiera de los Best Sellers comunes, porque en ambos casos venden mucho, pero en uno es la calidad literaria y en el otro la cantidad de libros vendidos sólamente lo destacable… Por ejemplo, En el nombre de la Rosa, o El ódigo Da Vinci…Lo que interesa es la literatura ligera para pasar el rato, para entretenerse, para no pensar, pero eso no es lo que el autor busca». 

Y añado, si la historia al menos no se vendiera como real…, no siéndolo, sino como simple ficción…