A estas alturas ya nadie se sorprende de las mentiras que Ana Obregón cuenta constantemente a los Medios de Comunicación.De hecho, siempre la han «bautizado» como «Antoñita la Fantástica». Y lo curioso es que sean mentiras o verdades, o una curiosa mezcla de ambas, consigue que éstas den la vuelta al mundo, como en su día ocurrió con la famosa paella que preparase para Steven Spielberg. Y que dio lugar a que durante muchos años todo el mundo le haya preguntado por la famosa y mundialmente conocida paella que le preparó Ana Obregón.
La que en su día protagonizase una intervención estelar en un capítulo de la famosa serie «El Equipo A» y diversas series en España, como «Hospital Central» o su «criatura» «Ana y los 7», entre otras, no parece cansarse de inventarse guiones en la vida real que son aún más ficticios que los televisivos.
Cuando explota hasta la saciedad el cuento del novio de turno, cambia por otro de repuesto, se similares características físicas. ¿Hará un casting y les pagará por representar un papel y luego se le vuelven en su contra porque aprenden más de la cuenta o se meten en su vida más de lo pactado en el «guión»? Pudiera ser.
Lo cierto es que tras la supuesta ruptura de la supuesta relación con el steeper, de quien se supone se siente engañada, ahora nos presenta a un italiano, Constantino Vitagliano, «chico Berlusconi». Y no hace muchas semanas hasta se rumoreaba que había estado saliendo con el ex de Estefanía de Mónaco. Lo que dio pie a que la tía de éste saliese a vender el cuento y airear los chismes en «El Ventilador» hace unas cuantas semanas.
Anita podría dedicarse a trabajar en el INEM, porque da buenos ingresos a todos los personajes y pseudofamosos que se relacionan tanto con ella como con sus amantes. Muchos hacen el agosto a su costa y ella a costa de ellos.
La «última» de nuestra «Antoñita la Fantástica» fue inventarse una mal argumentada mentira para no cumplir su compromiso de asistir al Casino de Aranjuez a la Gala que dio Isabel Pantoja el pasado día 28 de Marzo. El motivo no fue otro (y se supone que con fotógrafos de por medio), que cenar con su nuevo amante. O su nuevo «novio» de alquiler, el italiano Constantino Vitagliano.
Preguntada por el motivo de tan gran desplante a Isabel Pantoja, no se le ocurrió mejor mentira que decir que la casa de sus padres había sido escenario de un robo y, dado que su madre se encontraba sola, optó por quedarse a dormir con ella. No contaba Anita la Fantasiosa con el hecho de que el periodista Luis Rollán dijese en el Programa de Ana Rosa Quitana la noticia al comentar la ausencia de ella en la actuación de Isabel Pantoja. Y como las mentiras tienen las patas muy cortas, se extendió como la pólvora, llegando a oídos de su madre cuando amigos y conocidos la llamaron para preguntarle cómo se encontraba tras lo sucedido. La pobre mujer, que ya estará más que curada de espanto ante las mentiras de su hija, sólo contestó: «Las cosas de Ana», tras explicar que nunca está sola por la noche, que siempre está su marido, el padre de Ana, y, además el personal del servicio. Al parecer ya toda la familia dice la frase: «Las cosas de Ana» cuando ocurren episodios de esta índole. Quién sabe si alguna vez no será, como el famoso cuento de «Pedro y el lobo», ella misma víctima de sus propias mentiras. Se ve que ahora el que es uno de los «chicos» de Berlusconi quiere ser conocido en España y uno de los canales más rápidos para ser portada de revistas y programas basura en España y darse a conocer, es adosarse a Ana Obregón, a la que podríamos denominar «la reina Midas del famoseo», porque convierte en oro todo lo que cuenta y se hacen millonarios a su costa tanto famosos de más o menos prestigio hasta «don nadies vividores» que sólo saben mostrar sus atributos para ser famosos. Y si, además, son «novios» de la Obregón, éxito más que asegurado y muchos ceros en la cuenta corriente.
Lástima que Ana Obregón, con su simpatía y profesionalidad caiga en estas cosas y se preste y provoque este tipo de «basureo» para estar siempre en las portadas de las revistas. Es buena actriz y buena presentadora, sabe varios idiomas y es muy simpática. Pero, sin duda «vende» más la mentira que la profesionalidad y el trabajo decente.
2 comentarios de los lectores
nita
16 agosto 2008 a las 14:16
1La realidad es la que hay: Dª Ana García Obregón (Ana Obregón sigue siendo el nombre indiscutible de su madre, una dama de siempre) ya ha pasado la cincuentena y va camino de los 60. Según unos le faltan siete años, según otros unos cinco. Pero se empeña en aparentar que ella bebe de la fuente de la eterna juventud, Y no se da cuenta de que, a determinadas edades, ya no caben fantasías ni mentiras ni cohorte legionaria pagada para que la arropen en un supuesto veraneo divertidísimo y lleno de admiradores… A estas alturas nadie se lo cree y se pregunta cuánto le han costado a Ana las fotos del yate, con maromos (antes chulos) alrededor y bailecito incluidos…
Si supiera aparcar las fantasías estúpidas que sigue creando y se corrigiese el vicio de la mentira, se daría cuenta de que una mujer con buena apariencia como ella, vestida conforme a su edad con conjuntos de marca, (incluso se podría permitir el capricho de dar un sello a algún modelito de mercadillo, como hace la propia Preysler según ha confesado), la Ridícula Fantástica dejaría de ser Anita, para pasar a ser Ana, una mujer madura, inteligente, trabajadora y olvidada de las dos tallas menos que la suya, y de lucir piernas esqueléticas sin curvas y de rodillas vergonzosas bajo una minifalda que ni muchas adolescentes se atreven a lucir. Una Ana Gª vestida con ropa de dama cincuentona tremendamente vistosa y seductora, sería más atractiva y se ganaría la simpatía de la gente, más que la Anita Mentirijitas de hoy, comprando chulos que la rodeen para aparentar que tiene una corte de admiradores que en realidad no existe y todo el mundo sabe, y vistiendo ropa ridicula a su edad. Claro que hasta en su familia todo esto lo resumen en «Cosas de Anita», o sea los disparates de la niña caprichosa…
Ana, emplea el dinero en algo más productivo y más solidario. Hay mucha gente que lo necesita para comer y para poder estudiar… Y déjate de querer ser el ombligo del mundo y el centro de atracción en todas partes. La venganza se te ve bajo la piel. Ya sabemos que no perdonas lo de «Barbie de geriátrico» de la Beckham ni el abandono de Darek ni dan fruto tus tretas para tapar los chanchullos que organizas «sin enterarte» entre matones y guardaespaldas…
Pero ten en cuenta que la venganza siempre se nos vuelve en contra y que la fuente de la eterna juventud no existe. En cambio sí existe la dignidad de saber madurar en cada momento, e incluso de envejecer con elegancia. De saber llevar esas arrugas que son la historia de nuestra vida escritas en un diario que es la piel.Y no existe ninguna vida completamente feliz. Se quiere simular bajo el botox, pero se nota muchísimo…
Y las otras alternativas a la vejez digna, ya sabes, son mucho peores…
Michiko
1 abril 2009 a las 14:18
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